Podstrony
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ensangrentado en mitad de su pecho. Alguien del bando Imperial había derramado sangre enemiga. El pensamiento era alentador en semejante escena de desolación. Seguí adelante, mirando el reloj del campanario... Las manecillas señalaban las doce y un minuto. Lo miraba aún cuando el minutero retrocedió un minuto. Lo comprendí de súbito. Los cambios que hizo Dzok en el traje-T lograron desplazarme al tiempo nulo. Pero los dos olvidamos el reajuste previo que hizo él a lo., controles del traje, el reajuste que hizo posible que el traje me llevara en dirección retrógrada, hacia atrás en el perfil temporal, durante mi viaje desde el mundo de la jungla. Ahora, activado el traje, manteniéndome en mi estado innatural de antientropía, se había reanudado el movimiento retrógrado. ¡Viajaba hacia atrás a través del tiempo! Seguí mi camino, observando el singular funcionamiento de los objetos al incidir en el campo-E del traje, o al penetrar el ambiente externo desde el campo. Se movió un guijarro al que había dado un puntapié, salió despedido del campo, donde tomó de nuevo su natural dirección temporal y saltó hacia atrás, hizo como si chocara con mi pie y cayó al suelo. A mi alrededor susurraba el aire en constante torbellino al captar corrientes vagabundas, desalojadas en su retroceso en el tiempo, sólo para ser liberadas, con las resultantes irregularidades locales en la presión del aire. Me pregunté cuál sería el aspecto que yo ofrecería a un observador exterior... si es que era visible para alguien. Y mi arma... ¿qué efecto pudo o podría tener al dispararla en el futuro, mediando la muerte en el pasado...? A dos manzanas de distancia apareció una figura por la esquina de la calle, caminando de espaldas, moviendo los brazos... como en una película proyectada en marcha atrás. De espaldas contra la pared observé aproximarse al peatón. ¡Un Hagroon! Se me erizó el pelo del cogote. Con un rápido movimiento deslicé el revólver de resorte hasta mi mano... Y esperé. Pasó por delante, sin detenerse, volviendo la cabeza como si buscara indicios de vida en la acera, pero no me hizo el menor caso. No se veía a ninguno de sus compinches. El momento era propicio para hacer una prueba. Me adelanté sin vacilar, apunté el revólver hacia su pecho. a una distancia de seis metros, de seis metros y medio... No hubo reacción alguna. Aunque yo podía verle, para él era invisible. Supuse que los rayos de luz proyectados sobre mí quedaban afectados por el campo, que su progresión temporal se invertía, con el resultado de que los anulaba, mientras que la luz normal que emanaba de la escena... Pero ¿cómo era posible que yo pudiera ver si la luz viajaba hacia atrás desde mis ojos...? Recordé la declaración hecha por un físico de la Red del Imperio, explicando la razón de que fuera posible escrutar los continuos a través de los cuales pasara un vehículo en movimiento con un inmensurable y breve instante de tiempo: «La luz es una condición, o un acontecimiento... Fuese cual fuese la razón, el Hagroon no podía verme. Un tanto a favor de nuestro bando. Ahora tenía que encontrar el modo de aprovechar una ventaja tan pequeña y cualquier golpe de suerte que surgiera. Invertí media hora en llegar a los Garajes de la Red. Por el camino encontré algunos cadáveres en la calle. Por lo visto el ataque sorprendió a la gente durmiendo. Quienes se encontraron fuera de casa se dirigieron a las barricadas, donde hallaron la muerte. Me crucé con un par de Hagroon que caminaban de prisa, hacia atrás, y después con un grupo de seis y más adelante con una columna de veinte o treinta, todos ellos andando en dirección opuesta a la que yo llevaba. Esto significaba que, en progresión normal, se dirigían a la zona de los Garajes de la Red, procedentes del Cartel General Imperial. Dos manzanas de calles más allá había una muchedumbre de Hagroon. Circulando con el torrente de personas el cual parecía separarse de mí, junto con expresiones perplejas en las caras de los Hagroon que veía a través de sus viseras oscuras crucé primero el Puente del Norte y después las sombrías verjas de hierro forjado del edificio del cuartel general. Aquí la masa de Hagroon era compacta, una
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